El calor de tu cuerpo hace que mis mañanas no sean frías
Me acobijo en tus brazos
Con la excusa que solo
quiero un abrazo Me quedo a tu lado
Por qué sé que te amo
Tomo tu mano
Porque me hace sentir seguraPara enfrentar al mundo
Y todas sus locuras
Te enseñe a respetar
Me enseñaste a amarJuntas aprendimos lo que no sabíamos
Y juntas practicamos lo aprendido
No eres lo que soñé
Pero eres más de lo que
esperabaApareciste de la nada
Y de ti me adueñe
Este poema es increíble. Me hace pensar en la relación entre una madre y su hija. La perspectiva de la voz de este poema parece ser la de la madre. Muchos padres dicen que aprendieron a amar cuando sus hijos nacieron. Si lo interpreto bien, me gusta el hecho de que la madre es la que anhele el toque de su hija. Solemos opinar que los hijos son dependientes de sus padres y que los padres permanecen fuertes. Al contrario, los padres necesitan que sus niños les aseguren que todo va bien. ¿Cómo lo hacen los hijos? Con el toque. Con la sonrisa. Con la amistad. Muchas veces, los jóvenes se preocupan por su propia vida e ignoran las preocupaciones de sus padres. No se dan cuenta de que son “más de lo que esperaba[n]” sus padres.
ResponderEliminar