En esta área de Estados las actividades juveniles son muy
competitivas. Recuerdo cuando mi hija, Stephanie, tenía 3 años empezó a tomar
clases de ballet, para mi sorpresa, había
un grupo de niñas que tenían 2 años. Yo me pregunté, ¿Cómo una niña de 2 años
puede tomar clases de ballet y recordar los pasos y demás? Bueno, la respuesta
la recibí el día del recital. Durante la presentación, las niñas de dos años
caminaban en el escenario, cada una por su lado, a veces coincidían algunas en
hacer algo al mismo tiempo, pero más que un baile de ballet, parecía una
comedia donde el público se reía a carcajadas. Años después, Stephanie decidió jugar
básquetbol en un equipo selecto, para
ese entonces ella tenia 10 anos y para mi sorpresa, también ya estaba un poco
mayorcita para empezar. La mayoría de las niñas jugaban durante todo el año y
desde que tenían 7 años. Vivimos en un lugar donde los deportes y las
actividades extracurriculares son muy importantes y afectan no solo la vida de
los niños pero del resto de la familia. ¿Todo el sacrificio que se hace para
participar en estas actividades vale la pena al final? ¿Qué efecto tiene esto
en la salud física y emocional de los niños? Al final de cuentas, un porcentaje
muy bajo logra obtener becas para las universidades y los demás sufren las secuelas
de practicar un deporte entre 15 a, más
de, 20 horas por semana.
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