Puede que los blogs hayan muerto sin haber llegado a la madurez que otros géneros alcanzaron hace ya muchos siglos. Puede que la gente ya no comente en ellos o que sus autores ni siquiera los actualicen. Puede que el lenguaje escrito esté buscando otros caminos más ágiles e inmediatos. Pero, como dijo Kippling, "Las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad". Y los blogs son eminentemente palabras de una lengua.
En este contexto, de nuestra lengua.